
Intentas dejarlo de lado, no pensar en ello. Una y otra vez te repites a ti misma que le has olvidado, que ya no hay nada, que no sois más que amigos. Que puedes enamorarte de otra persona cuando y donde quieras. Pero sabes que no es posible. Que las cosas no funcionan así. Y te asustas. Porque nunca habías sentido algo así. Porque tienes miedo a que esto no acabe nunca. Que sea como la pescadilla que se muerde la cola. Le quieres, pasa de ti, te alejas y vuelve. Y así eternamente. Un tira y afloja continuo.
Pero un día te levantas y mientras desayunas te das cuenta de que no has pensado aun en él. No le echas de menos. No sientes la necesidad de hablar con él. Llegas a clase y charlas animada, no tienes en la cabeza más que esa cháchara banal con los compañeros. Y así un día detrás de otro. Él trata de llamar tu atención pero tú te das cuenta de que estás muy por encima. Sí, te has cansado de él, de sus tonterías. Por fin.
A lo largo de tu vida es posible que esto te ocurra más veces, pero habiendo pasado la primera ya no tienes tanto miedo. Porque sabes que tarde o temprano, ese día llegará.
No hay comentarios:
Publicar un comentario