lunes, 16 de enero de 2012

Hay días en que uno no se levanta con ganas de sonreír, y mucho menos de hacer sonreír a los demás. Esos días donde la realidad parece tener un solo punto de vista, el negativo.

No es falta de inspiración, es el mal rollo que alguien te contagia o esa sensación de que el mundo ya no está para bromas.



La oyó reírse, y se dijo que precisamente eso era lo que echaba más de menos últimamente en su vida: no alguien con quien follar, o con quien pasear, o con quien vivir. Alguien con quien reírse de esta vida de mierda.



martes, 10 de enero de 2012

Quizá les haya pasado en alguna ocasión. Quizá, alguna vez, caminando por la calle les pareció ver entre el tumulto de la gente a una persona a la que amaron hace mucho tiempo. Apenas fue un instante, un breve destello de luz, el suficiente como para dejar una quemadura en la retina y en el alma. El suficiente como para dejarte paralizado en mitad de la acera sintiéndote al contracorriente de todo, sin saber muy bien que hacer o que decir. Se le llena a uno la cabeza de recuerdos, y el caso es que no estás seguro de que se trate de esa persona. Primero, porque como digo, fue un breve instante, y segundo porque hace tanto tiempo desde la última vez que os visteis que… 

Todos hemos cambiado en este tiempo. Y tú también aunque te niegues a reconocerlo. Y está bien que así sea. El caso es que uno queda dudando en mitad de la acera, pensando si no será que uno confunde la realidad con el deseo. Quiero decir que quizá sí se trate de esa persona, pero a lo mejor no. A lo mejor uno la desea tanto que la inventa entre la gente. Desapareciendo y apareciendo, apareciendo y desapareciendo. 

Y no digo que quedara algo urgente por decir, algo pendiente… Quizá no sea eso, quizá sea sólo un deseo inconsciente, y uno sólo quiere encontrarse con ella para decirle cualquier tontería. Quizá para recuperar un retazo de aquellos tiempos en los que eramos eternos e invulnerables. Quizá sólo para decir “¿Qué ha sido de ti en todo este tiempo?” “¿Qué fue de nosotros?” “¿Qué ha sido de mi”…


- Ismael Serrano

lunes, 9 de enero de 2012

Con "o" de obsesión.

Porque yo no te conozco, no sé qué haces, no sé qué piensas, no sé qué dices o qué callas, no sé si te desatas las trenzas de los zapatos antes de quitártelos o si te gusta la mayonesa tanto como a mi. Realmente desconozco muchas cosas. 

Yo lo único que sé es que existes. Pero en el colmo de tu insolencia, insistes en seguir existiendo lejos de aquí. Me privas de conocerte, de estudiarte, de analizar y descubrirte, de averiguar qué es eso que posees que me tiene intrigado. Una agria frustración va pasando sus días carcomiendo mis entrañas. Y un intenso deseo de poseerte va brotando con cada uno de mis poros. 

Por eso, he decidido que voy a pinchar con un tenedor cada uno de tus pensamientos, los voy a desinflar y los meteré en una caja de cartón. Y durante las noches, le abriré agujeros a la caja y la meteré debajo de la cama, para despertar entre los vapores de tus pensamientos desinflados. Porque no hay nada mejor que despertarse en las mañanas sabiéndose sumergido en los pensamientos de otra persona. 

Luego atajaré en el aire tus sonrisas, tus besos y tus suspiros, los meteré en una botella y dejaré que se fermenten. Y luego, durante los tragos amargos de la vida, destaparé la botella y beberé un sorbo de ese néctar. Porque la vida es más dulce cuando tienes a tu disposición las sonrisas, los besos y los suspiros de alguien. 

Por último, coleccionaré todos los abrazos, las caricias y los mordiscos, los meteré en una bolsa y me la guindaré al cuello, para llevarlos a todos lados. Y cuando esté aburrido, aflojaré la bolsa, dejaré que corran libres por la habitación, y jugaré con los abrazos, las caricias y los mordiscos, lo cual es una solución perfecta para los momentos de ocio y tedio. 

Y así, vivirás tu vida, sin saber que un perfecto desconocido va por ahí, acechándote, recolectando con dedicación cada migaja de tu esencia que pueda atrapar. Y seré feliz, inmerso en mi delirio platónico. Y si por casualidad viniese algún imbécil a lanzarte miradas lascivas, o a dedicarte serenatas, me acercaré sigilosamente y le clavaré el tenedor en el ojo. 

Y es que yo no soy celoso ni mucho menos agresivo, pero mira que detesto la competencia. Además, ¿qué se supone que haría entonces con este depósito lleno de bolsas, frascos y cajas vacías?

Porque yo no te conozco, no sé qué haces o qué piensas, sólo sé que tengo el incontrolable y agobiante impulso de ser tu dueño.



- Déjame en paz!
- Quiero saber si estás bien.
- ¡No! No estoy bien, ¿vale? ¿Estás satisfecho? No puedo estar bien porque estás casado y me llamas puta y nuestro perro ha muerto... ¡y estás mirándome! ¡Deja de mirarme!
- No te miro, no... no estoy mirándote.
- Sí que estás mirandome y observándome. Él tiene planes y me gusta, es perfecto para mí. Lo único que intento es poder ser feliz. Yo no puedo respirar, no puedo respirar cuando tú me miras, ¡deja de hacerlo!
- ¿Crees que deseo mirarte? ¿Que no preferiría mirar a mi mujer? Estoy casado, tengo responsabilidades, ella no me vuelve loco, no me hace imposible sentirme normal y no hace que me ponga enfermo pensar que mi veterinario la toca con sus manos. Juro que daría lo que fuera para no mirarte.

If I just lay here would you lie with me and just forget the world?