martes, 6 de septiembre de 2011

Tristeza.

Se levantaba todas las mañanas pensando en él. Y todas las noches, dedicaba al menos cinco minutos a saborear el placer que le producía saber que alguien como él existía en el mismo mundo que ella. Gravitaban en planetas diferentes, aunque avanzaran en líneas paralelas. Algunas noches despertaba agitada sabiendo que había soñado con él. Y, despacito, se daba la vuelta en la cama para pensar en ello un ratito más. Paladeaba cada minuto que pasaba a su alrededor, sin que él siquiera se diera cuenta. Pero para ella era suficiente.

Jamás conocí a una persona más desgraciada. Llevaba los ojos tristes, buscando hambrienta cualquier mirada que a él se le escapara. Cuando le miraba, por un segundo una pequeña sonrisa iluminaba su rostro. Pero, de todos los momentos en que yo la vi, nunca duraban sus sonrisas más de lo que duraba el suspiro que las acompañaba. Nunca llegaron a hablar, ni a cruzar una mirada conscientemente. Ella no se atrevió a dirigirle ni un hola, y él no supo de su existencia. Quizá, si ella le hubiera hablado ..

Se me olvida olvidarte.

Estás cerca, no lo niego, pero aun así estás .. bastante lejos. Suena a topicazo, al típico estando tan cerca te siento tan distante y rezo por que vuelvas aunque no sé a quién rezarle. Pero, por gracia o por desgracia, así están las cosas. Aún me huele a nuevo todo esto, como si todo hubiera vuelto a empezar de nuevo. Ando pisando huevos, de puntillas. No sé si me gusta. Las cosas parecen haber vuelto a su lugar, pero por más que miro y remiro no acabo de creérmelo. Nada está igual, lo mire por donde lo mire. Hago esfuerzos, lo intento con todas mis fuerzas, pero me da la sensación de que choco contra alguna especie de pared que ha vuelto a aparecer aquí en medio. Una pared que se materializa de repente, sin avisar, y contra la que me doy a veces. Nada me encantaría más que conseguir que todo volviera a ser igual, pero al parecer eso no va a poder ser, al menos en un tiempo. ¿Y yo qué tengo que hacer?


Sí, ahí es donde te escondes. En tu casita de cristal. Puedo verte, pero .. nunca llegaré a poder tocarte.


¿Qué me recomiendas: que me dé por vencido o que me plante en tu puerta?