domingo, 30 de enero de 2011

No tengo palabras.
 Has conseguido quitármelas todas.
 Ahora yacen en el suelo.


Junto a la ropa que has conseguido arrancarme también.


miércoles, 26 de enero de 2011

¿Cómo no voy a demostrarle al mundo que me encantas?
 Si a veces hasta me da miedo pensar en ti porque sé que se me pone esa cara de boba que tanto odio.



martes, 25 de enero de 2011

-Si te dieran a elegir, ¿con qué versión de la vida te quedarías? ¿La rápida, intensa y breve? ¿O la lenta, larga y sin tantos placeres terrenales?





-¿La verdad? Me da igual. Siempre y cuando pueda vivirla contigo.

viernes, 21 de enero de 2011

We're (NOT) superheroes.

Definitivamente, nos creemos superhéroes. Pese a conocer nuestras propias limitaciones, nos empeñamos en llevar a cabo todo tipo de locuras. Intentamos hacer ver a los demás que podemos con cosas que están totalmente fuera de nuestro alcance. O simplemente hacemos más cosas que las que podemos. Y siempre sin pedir ayuda, solos. ¿Por qué intentamos este tipo de hazañas? Quizá por afán de superación. Quizá simplemente por deslumbrar al resto.
Pero ni siquiera los verdaderos superhéroes se lanzan a la batalla solos, sin apoyos. No intentemos emularles, porque es fácil cerrar un cómic y que todo termine ahí. Pero la vida no se puede cerrar sin más.

lunes, 10 de enero de 2011

Lucha. Siempre.

A veces, las noches nos parecen más oscuras de lo que son en realidad. Miramos por la ventana y no vemos más allá de esa niebla densa, de esa lluvia que le da un aspecto tan triste a todo el paisaje urbano. Las calles mojadas, las farolas parpadeando, la gente corriendo. Y un solo pensamiento en tu cabeza. Tristeza. La notas trepar por tu barriga para anidar en tu pecho. Toma asiento y comienza a extender sus garras por todo tu ser, hasta que sientes los ojos anegados en lágrimas. Y no puedes evitarlo. Lloras. Lloras hasta que no puedes más. Lloras sintiéndote la persona más desafortunada del mundo. La única persona a quien nadie quiere, la única a quien todo el mundo le da la espalda, la única por quien nadie se preocupa. Lloras y lloras sin poder parar apenas ni para respirar. Sin poder ver el final del túnel. Te ahogas, te aferras a la almohada para que nadie oiga tus gritos de frustración, pataleas de rabia. Tu mente se inunda de pensamientos negativos, en tu cabeza retumban nada más que frases negativas.


Y de repente, ¿qué es eso? Parece un leve murmullo que va tomando fuerza. ¿De dónde viene? ¿De la calle? No. ¿De algún lugar de la casa? No. Quizá .. ¿de dentro de ti? Puedes oírlo, puedes oír cómo va tomando fuerza. No te rindas, te dice, ¡No tires la toalla! Y te levantas. Asomas la cabeza por debajo de las sábanas, dejas de llorar de golpe. Puedes con esto y con más, sigue diciéndote tu cabeza. Te pones de pie. Te asomas a la ventana. Ha dejado de llover. La gente sigue andando apresurada, pero esta vez, un sol enorme y sonriente reluce en el cielo azul. Los pájaros se dedican a cantar. Sonríes. La tormenta ha pasado.

Let's just be friends.

¿Sabes? A veces me gustaría poder decirte alguna palabra cariñosa. Poder mirarte a los ojos y simplemente decir lo que me ronda por la cabeza. Sacar de dentro de mi mente todas esas expresiones que desde hace tanto tiempo no hacen más que dar vueltas, retumbando en cada recodo de mi cerebro. Palabras inútiles, pues nunca serán utilizadas contigo. Bonitas, sin embargo, pues demuestran todo el cariño que siento por ti.


Me gustaría también estar ahí para ti cada vez que caigas, cada vez que tropieces, cada vez que la vida te ponga la zancadilla. Ayudarte incluso cuando tú mismo no sabes que necesitas una mano amiga. Estar contigo cuando todos los demás te hayan dado la espalda. Cuando intentes hacerte el duro, cuando pretendas que no te importa cualquier cosa que te esté pasando. Estar contigo cuando necesites un momento a solas y cuando quieras estar rodeado de gente.

Me gustaría pasar contigo los momentos más importantes de tu vida. Poder abrazarte fuerte cada vez que consigas dar un paso hacia delante, y abrazarte más fuerte aún cuando des un paso hacia atrás.

Siempre he querido estar contigo. No puedo negarlo, y tampoco me avergüenza reconocerlo. Te quería. O bueno, algo parecido al menos. Me encantabas. Tus chistes absurdos, tus tonterías... todas las veces en las que me sacabas una sonrisa. Y las veces que yo te la sacaba a ti. Anhelaba poder ser la “dueña” de aquella sonrisa, pensar que cada una de las veces que reías en parte lo hacías por mí también... Pero de un tiempo a esta parte me he dado cuenta de que las cosas no tienen por qué ser así necesariamente. Puedo ser dueña de tu sonrisa sin ser tu dueña propiamente dicha. Que puedes sonreír pensando en mí sin necesidad de estar conmigo. Que a veces es mejor ganar un amigo aun a costa de muchos lloros. Que puedo estar contigo en los momentos importantes. Que puedes llegar a quererme más como amiga, y que yo te querré siempre, sea como sea. Que incluso es más fácil demostrarte las cosas siendo solo eso, amigos. Al final todo era tan simple como eso. Porque, a veces, cuanto más simple es algo más significado tiene. Porque ahora puedo estar contigo en todos los momentos, sean buenos o sean malos. Porque puedo decirte todo lo que pienso o siento sin miedo a que me dejes. Porque ahora sí que me quieres, y esta vez la forma en la que me quieres me basta.

Only you.

"All I needed was the love you gave, all I needed for another day.
And all I ever knew, only you."


Hace años que cumplí la mayoría de edad, y echando la vista atrás, tengo la sensación de que nada ha cambiado en absoluto. Quizá visto desde fuera pueda parecer que no, al fin y al cabo acabé la carrera, me licencié, encontré un buen trabajo y conseguí cierta estabilidad sentimental gracias a un chico muy simpático de la facultad al que no quiero. Y pese a todo, no parece que las cosas hayan cambiado. Misma gente, mismos sitios, mismos sentimientos, mismo él.



Enamorarse es como tener un dragón acostado muy dentro en tu pecho. Es tan grande que lo ocupa todo, y a veces te impide respirar. Cuando te acercas a la persona a la que quieres se remueve, patalea, muerde y bate las alas. Te araña por dentro el corazón. Si tienes la suerte de ser correspondido, el dragón se calma y ronronea suave, bajito, mostrando su satisfacción. Pero si por el contrario la persona amada no te quiere, su furia dejará en tu corazón cicatrices difíciles de borrar. Día a día las irá marcando en tu pecho, profundamente, para que no olvides que está ahí, aposentado dentro de ti. Hasta que llegue el momento en el que decida levantarse y alejarse de tu interior, después de hacerte sangrar por última vez, para que recuerdes siempre que alguna vez lo tuviste en ti.

Algunas relaciones están abocadas al fracaso, y supongo que ésta lo estaba… Sentenciada a muerte desde el principio por la diferencia de mentalidades. Yo lo sabía, y aún así no hice nada por remediarlo. Simplemente me dejé llevar. Ingenuamente, quise pensar que podía funcionar, pero no lo hizo. Al poco tiempo, las discusiones fueron siendo cada vez más frecuentes, por lo que decidimos que nada nos ataba ya el uno al otro. Pasaron unos meses en los que mantuvimos una relación correcta y cordial, pero sin nada reseñable. Apenas le veía, así que no necesitaba fingir que no le quería. De hecho, poco a poco fui convenciéndome de que ya no le necesitaba, ya no le quería, podía ser feliz sin tenerle a mi lado. Pero un día coincidimos en una fiesta. Y ahí estaba él, disfrutando, dolorosamente guapo, ajeno al par de ojos que no paraban de mirarle de reojo. Y se acercó. Y hablamos, hablamos, y hablamos. Toda la noche. Y el maldito dragón volvió.

martes, 4 de enero de 2011

¿Cuántos cuentos cuento?

¡Si es que no aprendo! Trato de aprender cada día de mis errores, pero no hay manera. ¿Será que me he convertido en una especie distinta de ser humano? Algún tipo de animal que tropieza dos, tres y mil veces con la misma piedra ..


¿Cuántas veces me he jurado que ya no me importas? ¿Cuántas he decidido acabar con todo esto? Tantas mentiras. Me engaño a mí misma, lo sé, y lo tengo asumido. Pero tantos cuentos no me evitan los lloros por las noches. El no poder mirarme en los espejos, porque en mis ojos veo reflejados los tuyos.

Yo pasé tanto tiempo intentando fingir ser más tonta olvidando el ayer que el amor de mi vida es un pacto, él me quiere y yo le trato bien.


A veces temo que mi vida termine como la letra de esa canción. Tengo miedo de no volver a querer nunca más, de no llegar a sentir en un futuro algo parecido a todo esto.

 

Por si algún día llegas a leerme.

If we live our life in fear, I’ll wait a thousand years just to see you smile again.


Al final todo esto vuelve a ser lo de siempre. Todas queremos lo que no podemos tener, ¿verdad? Yo no podría haberlo expresado mejor.

El ser humano es un animal que busca, por naturaleza la perfección. Por esta razón, tiende a resultar bastante caprichoso. Siempre tenemos alguna meta en la vida. Un trabajo mejor, un coche mejor, una casa mejor, siempre algo mejor. Curiosamente, cuando lo conseguimos, en seguida hay algo por encima de ello que nos apetece más. Algo que hace que esa sensación de estar incompletos vuelva, y a veces incluso con más ganas incluso que anteriormente.

Lo mismo nos pasa con las personas. La mayoría de la gente tiende a no darse cuenta de lo que tiene hasta que lo pierde. En cierta medida, esto puede resultar entendible, ya que si te acostumbras a tener algo o a alguien, normalmente estás acostumbrado a que el lugar que ocupa esté lleno. Por ello, sólo te percatas de que estaba ahí cuando esa persona se va, cuando desaparece de tu vida. Entonces es cuando te das cuenta de que, efectivamente, ahí había alguien que te ha dejado un vacío enorme en el corazón.


The night has reached its end.
We can’t pretend, we must run.