miércoles, 21 de julio de 2010

It's up to you.

“There's not much more that I can do,

now the rest is up to you.”



Hay veces en la vida en las que no te queda más remedio que dejar tu destino en manos de otras personas. Ellas decidirán, para bien o para mal, cuál será el siguiente paso que darás. Puede que todo salga mal y acabes llorando y maldiciendo por cómo han ido las cosas, pero como alguien dijo una vez, todas las cosas ocurren por algo. Puede que finalmente consigas lo que te has propuesto, que la persona en cuyas manos has dejado tu destino te favorezca. Pero no te acostumbres a que los demás forjen tu futuro por ti. No te acomodes, no dejes que otras personas decidan por ti más que cuando sea necesario. Porque sabe mucho mejor un triunfo propio que un triunfo conseguido por otras manos. Porque a la larga te darás cuenta de que la incertidumbre realmente puede llegar a comerte por dentro. Porque es mejor ir a por algo que quedarte esperando a que llegue a ti.

Haz siempre todo lo que esté en tu mano, porque si luchas por algo que te importa, da igual el resultado, lo que realmente importa es todo lo que has hecho por conseguirlo.


jueves, 8 de julio de 2010

Never give up.

Una y otra vez llegas al mismo punto. Vueltas y vueltas y nunca te cansas de andar. Golpes y golpes y nunca te cansas de caer. Cada vez que te levantas después de una caída, das un paso atrás y tratas de reiniciar el camino, pero cada vez te das más cuenta de que sólo caminas en círculos. Tarde o temprano siempre llegas al mismo lugar. A un muro. Grande, alto, ancho. Imposible franquearlo por los lados, pues se extiende hasta donde tu vista te permite ver. Imposible también pasar a través de él, ya que no hay puertas, ni grietas, cortes, fisuras, hendiduras, resquicios o huecos en su superficie. Te sientes impotente. Piensas ¿Qué hago aquí intentándolo otra vez? Quizá simplemente debería tratar de desandar el camino y encontrar otro lugar. Lo miras una vez más. Tan alto, tan grande, tan intimidante. Te lo imaginas sonriendo, vanagloriándose. Riéndose de ti por tantas intentonas sin resultado.


Y de repente notas un hormigueo que te sube por los pies y te alcanza la punta de los dedos. Un calor que se extiende por tu pecho. Una esperanza, un nuevo arranque de valor. La idea de que quizá esta vez sí. Quizá esta vez consigas superar este viejo obstáculo. Una vez más, solo una intentona más. Una nueva oportunidad. Te das impulso y poco a poco vas agarrándote a los pequeños rasguños que hay en el muro. Te vas dando cuenta de que tampoco era tan difícil. Primero una mano. Luego la otra. Un pie. El otro. Poco a poco. Paso a paso. Y ¡qué extraño! No resulta tan difícil como hasta ahora habías pensado. ¿Será quizá por ese coraje nuevo? Quién sabe.

El caso es que antes de que te des cuenta, ya estás arriba. Por fin. Después de tantas veces, tantos fracasos. Por fin lo has conseguido. Te giras para mirar lo que hay detrás de ese muro, lo que tanto ansiabas ver. Y te das de bruces contra otro muro. Pero esta vez no desfallecerás, ni siquiera pasará por tu cabeza la idea de rendirte. Porque ya has pasado el primero, tu gran prueba. Y a partir de ahora sabrás que podrás con todos aquellos obstáculos que vengan detrás. Tardarás más o menos, pero el tiempo da igual, porque sabes que acabarás llegando a tu meta. Y eso es lo que importa.

lunes, 5 de julio de 2010

Perdona que te escriba.

-¿Por qué siempre escribes sobre cosas tristes? Tus historias siempre terminan mal. Los protagonistas mueren, las parejas se rompen, todos sufren.


 

-¿Nunca te has fijado? Cuanto más duele algo más cosas se pueden decir de ello. La infelicidad tiene tantos matices .. Y además, todos los cuentos terminan si los protagonistas son felices.